Por Chema Forte

Huyo de buscar en Google cualquier definición, pero esta vez coinciden todas las fuentes consultadas: el nombre Mafalda tiene raíces derivadas de los elementos germánicos maht, que significa batalla e hild, que significa fuerza

Esta combinación crea un significado poderoso y evocador, habla de una persona que posee una gran fortaleza interior y resiliencia. 

Nunca pude preguntarle a Quino directamente por su elección de este nombre para un personaje que, pese a las decenas de años que ha cumplido, sigue siendo una niña reflexiva, impertinente, fuerte, independiente, solidaria y maravillosa.

El legado de Quino en el mundo

Entre sus seguidores encontramos lazos que unen generaciones y geografías y sus historietas se siguen traduciendo y publicando en todo el planeta. 

Quizá sea esta la razón por la que nos podemos encontrar con ella en muchos puntos diferentes, multiplicada su figura gracias al empeño de la familia de su papá, Joaquín Lavado, nuestro añorado Quino. 

En algunas ciudades han decidido que le acompañe alguno de su clan de amigos, Susanita, Guille, Manolito. Pero no es el caso de Madrid, la última ciudad en sumarse a este homenaje. 

Desde octubre del año pasado, Mafalda está sentada a la puerta de la Casa del Lector del Centro Cultural del Matadero, gracias a una escultura de Pablo Irrgang, que completa la docena de Mafaldas repartidas por el mundo. 

La Mafalda madrileña está sentada en un banco de madera a la entrada de esta biblioteca, vestida de rojo.

El orgullo del “sobrino mal hablado”

Nos cuenta Guillermo Lavado, sobrino de Quino y en quien se basa el personaje de Guille,  que su tío “estaría muy feliz, porque amaba Madrid. Aquí vivió muchos años y lo hizo como uno más, sintiéndose uno más. Para nosotros realmente es un orgullo y nos genera mucha emoción ver cómo se ha instalado con tanto cariño, en un lugar que es, realmente, el más adecuado”.  

Guille Lavado nos recuerda que desde siempre Quino se refirió a él como un “sobrino muy mal hablado” y que, a falta de hijos, mantenía una relación muy especial con él y sus hermanos, Diego y Alfredo.

Con la instalación de esta escultura en Madrid, son ya doce las que están repartidas por el mundo, tres de ellas en España, porque a la nueva de Madrid se añaden las de Barcelona, instalada en el Centro de Recursos para Mujeres conocido como CIBA de Santa Coloma de Gramanet y la de Oviedo, que sigue sentada en un banco del Parque San Francisco, frente al estanque de los patos: se inauguró en 2014 y asistió el propio Quino, porque ese mismo año fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades

En este caso, la escultura está hecha en arcilla y va recubierta con resina y fibra de vidrio para protegerla del sol y la lluvia. 

Una de las Mafaldas españolas sigue sentada en un banco del Parque San Francisco, frente al estanque de los patos.

De Argentina al mundo: Un reencuentro constante

En Argentina, se encuentran figuras similares en la Plaza San Martín, frente a la Catedral de Córdoba y también en la Universidad de Mendoza, ciudad natal de Quino; aquí, acompañada de sus amigos Manolito y Susanita y con una placa que contiene una de las mejores frases de Mafalda: “Comienza tu día con una sonrisa y verás lo divertido que es ir por ahí desentonando por el mundo”

Hay otra Mafalda en Jujuy, en la ciudad balnearia de Mar de Cobo y en el partido bonaerense de Mar Chiquita, donde por una vez el escultor marplatense Pablo Irrgang “jugó de local” y fue el encargado de replicar su propio Paseo de la Historieta en la Plaza Daniel Tinayre.

Por cierto, que al lado de Mafalda, que está sentada en un banco, se encuentra Larguirucho, el célebre personaje del dibujante almeriense Manuel García Ferré

En el Paseo de la Historieta, en la Plaza Daniel Tinayre, es Larguirucho quien acompaña a la célebre niña.

No podía quedarse fuera de esta lista la ciudad de Buenos Aires, ya que en el barrio de San Telmo, en la esquina de las calles Chile y Defensa, muy cerca de la casa donde vivió Quino están esperando su imposible visita Mafalda, Susanita y Manolito. 

Así podríamos seguir enumerando esculturas de Mafalda hasta completar la docena en diferentes ciudades del mundo, porque a las mencionadas hay que sumar -entre otras- las esculturas en el distrito de Barranco, de Lima y la de Caracas, una Mafalda vestida de verde y blanco sentada en un banco de Colinas de Bello Monte.

El escultor oficial de la niña más universal

Todas estas esculturas son obra del artista plástico argentino Pablo Irrang, que trabajó muchos años con el propio Quino y que mantiene el espíritu de la niña más universal del cómic argentino, nacida en 1964 y defensora desde el primer día de la paz, de los derechos de la mujer y de la justicia social. 

El material que utiliza es resina epoxi pigmentada y con una carga de cuarzo que permite que resista las inclemencias de estar a la intemperie y la interacción del público. Las esculturas tienen unas dimensiones de 80 centímetros de alto por 45 de ancho y 45 de profundidad.

Quino designó a Pablo Irrang escultor oficial de Mafalda, pero hay una que no ha realizado él y que merece estar aquí.

Es la que está en el pueblo cordobés de Laguna Larga, pesa más de una tonelada, lo que la convierte en la más pesada y grande de todas, porque, además, mide 1,80 metros de ancho y 1,60 metros de alto y es obra del escultor Marcelo Cuello.

La escultura más pesada de Mafalda se encuentra en Laguna Larga y fue realizada por el escultor Marcelo Cuello.

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