Una exhibición de rejas bancarias se asienta en el histórico edificio construido por el ingeniero civil y arquitecto italiano Francisco Tamburini; un edificio hoy convertido en museo, que otrora constituyó uno de los primeros edificios concebidos, específicamente, para una entidad financiera en Latinoamérica.
La muestra está compuesta por ocho rejas que forman parte de la colección Eduardo Argüello. Se trata de rejas de cajeros de finales del siglo XIX y principios del XX y se suman a una novena reja, la del Banco de Córdoba.
“En un mundo en el que los bancos tienden a volverse cada vez más virtuales y desmaterializados, las rejas de los cajeros remiten a una época de presencia territorial, física y concreta. Con ello, su exhibición muestra una tensión entre pasado y presente, invitando a reflexionar sobre los cambios y sus consecuencias y sobre su impacto en la forma de vincularnos con las instituciones”, empieza diciendo Carlos Lista, quien junto a Juan Canavesi, estuvieron a cargo de la curaduría.

En efecto, el conjunto de las rejas que se muestran tienen un valor no solo patrimonial y cultural, sino que también son testimonio de una época y de una forma de concebir la seguridad bancaria, erigiéndose como metáforas de la solidez y la confianza, pero también con una dimensión estética donde el arte aplicado aporta belleza, singularidad y carácter al espacio.
“Las rejas eran diseñadas para separar y a la vez exhibir, delineaban las zonas de acceso privado y público y brindaban protección, no solo a los cajeros, sino también a los valores y el dinero que circulaba a través de ellas; pero además, cumplían una función simbólica y no menos importante: como parte del mobiliario, y acompañando la arquitectura edilicia, contribuían a componer una imagen institucional que combinaba solvencia y solidez económicas, confianza, respetabilidad, seguridad y poder institucionales“, afirma Lista en el texto curatorial.
Confeccionadas en hierro, el dorado o niquelado de sus superficies, el brillo y la estética de sus formas se correspondían con las funciones que debían cumplir en aquel entonces. Pero los avances tecnológicos y las transformaciones en las áreas de trabajo lo modificaron todo. Incluso, las rejas de los bancos: lo que antes separaba y obligaba a mantener distancia era innecesario a la hora de mantener una vinculación más personal con los clientes y la utilidad de las rejas se volvió obsoleta.
“Muchas fueron desmembradas y transformadas en material de desecho u olvidadas en depósitos. Otras, como las que se exhiben, fueron subastadas y pasaron a manos de anticuarios y coleccionistas. Muy pocas son hoy patrimonio de museos y algunas de ellas, como las del Banco de la Provincia de Córdoba fueron conservadas en el lugar de su emplazamiento originario”, refiere Lista.
La innovación digital siguió profundizando los cambios y ya nada fue igual. Atrás quedó aquella imagen del ladrón armado, amenazando al empleado bancario que se escudaba detrás de la sólida reja. También los empleados fueron reemplazados en muchos casos por cajeros automáticos.
“Quizás porque estamos parados frente a un escenario de procesos de consecuencias inimaginables, es que resulta propicia una muestra de antiguas rejas de cajeros de banco, un objeto no suficientemente tenido en cuenta y no siempre bien considerado. Plantar un conjunto de ellas en un espacio histórico, en el marco de la celebración de la creación de un banco, no solo nos remite al pasado y recupera la memoria de lo que ya no está. Conforma, también, un elenco de vestigios recuperados de la historia, ubicado en las vísperas de un futuro inimaginable que abre nuevos interrogantes y plantea nuevas oportunidades y desafíos para la creación y la imaginación“, finaliza el curador y sociólogo.



Las rejas del Banco de Córdoba fueron diseñadas por Karl Franz Josef Thenée, un prestigioso artista del hierro forjado a nivel internacional (en la actualidad los dibujos de sus diseños y algunos objetos producidos en su taller se venden privadamente y en subastas públicas y son de interés de coleccionistas y amantes del arte).
Ubicadas en el hall central del edificio histórico, son de hierro forjado esmaltado en negro (especialidad de su fabricante) y un estilo en el que se perciben influencias modernistas, con elementos florales, formas geométricas estilizadas y líneas curvas.
Por su parte, el conjunto de las rejas de la colección de Argüello presenta similitudes que, a su vez, las diferencian de las del Banco de la Provincia de Córdoba: están compuestas por barrales con estructura interior de caño acerado rolado y cubierta exterior con placas laminadas de bronce o niqueladas.
Además, poseen ornamentos en fundición de bronce o bronce niquelado, algunos en estilo art noveau. Las ventanillas son, en su mayoría, de tipo “guillotina”, una es de tipo “batiente” y una segunda posee puerta fija sin cerramiento. Algunas de ellas cuentan también con columnas laterales en madera lustrada y luminarias.

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