Abre el libro y leerás: “Soy ateo. Soy anticlerical. Soy un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso”. Para la editorial Penguin Random House el escritor español Javier Cercas es uno de sus principales pilares y estos días está consiguiendo que no haya medio de comunicación europeo que evite reseñar el lanzamiento de ‘El loco de Dios en el fin del mundo‘, a la venta desde este primer día de abril.

En el salón de actos de la sede central del Instituto Cervantes (un edificio histórico de la Gran Vía que fue la sede madrileña del Banco del Río de la Plata y en cuya cúpula resisten los escudos de las provincias argentinas) Cercas ha explicado el origen del libro, “estaba yo hará casi dos años en el Salón del Libro de Turín firmando libros en un acto público y de repente me dijo mi editora que había un señor del Vaticano que quería hablar conmigo”.  Así se enteró de que el papa Francisco iba a viajar a Mongolia y le propusieron acompañarle. Aceptó y el resultado es una novela sin ficción, tal como la define el propio Cercas, que ha regresado a sus orígenes de periodista para acompañar a Francisco y escribir este libro por encargo del responsable de la Editorial de la Santa Sede, Lorenzo Fazzini

El libro le ha subido en una calesita sin fin de entrevistas, en las que declara que “en parte es una crónica, en parte es un ensayo, en parte es una biografía y en parte es una autobiografía”. Y respecto del título, la explicación la da en el diario ABC, “el Papa Francisco es el primero en muchas cosas. Es el primer Papa jesuita, es el primer Papa latinoamericano, y también es el primer Papa que elige el nombre de Francisco, como Francisco de Asís. Y Francisco de Asís se llamaba a sí mismo ‘Il folle di Dio‘, el loco de Dios. Así que el Papa es el loco de Dios por antonomasia”. 

Pero hay mucho más, porque Javier Cercas hace mucho que sabe dosificar sus migas de pan para que cada periodista encuentre el camino, en la Cadena Ser asegura que la Iglesia católica necesita de cuatro papas Francisco y también dice que está en guerra consigo mismo, que pelea a muerte por ser mejor. En otras notas asegura que “Para creer en lo que cree un cristiano hay que estar un poco loco” o que una de las razones para aceptar el reto fue tratar de dar respuesta a su madre, que se preguntaba si se reencontraría con su difunto marido tras la muerte. 

Asegura el escritor extremeño que, “como el papa Francisco soy anticlerical, y por lo tanto me pareció raro que el Vaticano pensase en mí, la única pregunta que yo no he hecho en estos dos años es por qué pensaron en mí, puedo tener mis hipótesis pero no la he hecho, lo que sí sé es que un escritor en su sano juicio hubiera rechazado semejante propuesta”. 

El libro nos devuelve al Cercas original, aquel que nos sorprendió con Soldados de Salamina a principios de este siglo y que desde entonces nos ha llevado por universos dispersos, de un Japón extraordinario en La velocidad de la luz y a un momento preciso donde la democracia española perdió el equilibrio, de Anatomía de un instante

Ahora, nos enfrenta a la figura del representante de Dios en la tierra, un Jefe de Estado, un hombre que, dice Cercas, no es de derechas ni de izquierdas, es un cura peronista, antes cura que peronista.

Con esta novela sin ficción, Javier Cercas vuelve a su línea más personal, en la que consigue enlazar sus obsesiones íntimas con una de las preocupaciones fundamentales de la sociedad actual: el papel en la vida humana de lo espiritual y lo trascendente, el lugar en ella de la religión y el ansia de inmortalidad.

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